La vuelta

Ayer , cuando llegué a casa, mi cuerpo dijo definitivamente “se acabó”. Ya me estaba avisando anteayer en Barna, no me gusta nada llamar a Barcelona , Barna, quizás porque me recuerda a la palabra sarna, o porque me parece un desprestigio para una ciudad tan bonita. Bueno total que en Barcelona ya me dijo”toc,toc,toc: amiga, se te acaba la batería”. Y fue llegar, y el desplome final. Llego a casa y media mudanza por hacer y las maletas sin deshacer; se avecina un aluvión de mogollones. Los mogollones son los acumulamientos que se le hacen a alguien cuando se acumula el trabajo y en mi caso las cosas por ordenar. Sólo pienso en irme a la cama; mi cabeza me pide estar en la cama, esto siempre hay que explicarlo porque parece que hay una diferencia muy grande en decir “me siento aturdida” y estar aturdida directamente, sobre todo para aquellos que tienen que analizar mi salud según mis palabras. Porque aunque esté hecha “una puta mierda” ellos me ven “de puta madre” , así que mejor no enzarzarse con un médico, lo mejor es pedir la pastillita y que me dejen en paz. Debería hacerme una camiseta para ir a las citas médicas que dijese algo así como “contraindicaciones: consultas médicas y más expresamente a las monodisertaciones filosóficas de los médicos sobre la vida y cómo vivirla”.
En fin, que me tomo el café descafeinado y me vuelvo a la cama como una santa madonna a aguantar la resaca del viaje.