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Alicia ahora vive aquí: El viaje

06 septiembre 2006

El viaje

Creo que ya había dicho que desde hace muchos años para mi viajar se convierte algo así como en un placer amargo. Me encanta viajar y ver cosas nuevas , me encanta ver caras nuevas, me gustan los aeropuertos llenos de gente, de maletas, el movimiento del ir y el venir, un poco de ansiedad mezclado con un poco de ilusión. Me gusta salir a la calle y ver a la gente, supongo que es por estar tantos años metida en casa, pero a los que salís mucho, si hacéis la prueba y os quedáis unos cuantos días sin salir, creo que os provocará una sensación parecida a la mía.
Bueno, pues allí estábamos, en el aeropuerto, otra vez cogiendo un vuelo. Yo no he viajado en avión hasta hace pocos años, cuando el precio de los billetes ha bajado a un precio que yo considero moderado. Y menos mal, porque ahora me mareo muchísimo en tren y en autobús, y no es un mareo estomacal. Cuando acaba el viaje , me siento literalmente como si me hubiesen batido los sesos. Con el avión no me pasa eso, pero también me agota. No creo que pudiese soportar un viaje en avión de 4 horas, así que nada de atravesar el Atlántico. Nada de ver las costas doradas de Brasil y nada de viajar a Japón.
Lo que más me gusta es el despegue, casi parece que yo también cojo impulso para despegar. Y luego no me gusta nada más. Bueno sí, las revistas “de gratis” que siempre me llevo. Pero me fastidia que no me quepan las piernas, y si al menos cojo pasillo, puedo sacarlas un rato, hasta que va alguien a mear y se tropieza con ellas.
Pensando otra vez en lo de los vuelos baratos, mi ideal sería hacerme toda Europa volando por 4 duros, aunque sólo de pensar los dolores de cabeza que me da buscar un vuelo tirado de precio.... será mejor que deje la idea a un lado. Además lo que me cuesta en realidad es coger el tren o el bus desde el aeropuerto hacia la ciudad a donde vayamos, que ese es otro viaje más para mi.
El tema es que el vuelo de Bilbao a Barcelona fue muy bien. Luego teníamos que ir a un hotel que estaba al lado de la playa. El hotel también era muy barato porque habíamos pillado un bonotel y nos salió por 50 euros. Tenía 4 estrellas, pero yo de esto de las estrellas ya no me fío. Además los pasillos olían raros, como a zotal. Eso sí, como prometía, estaba al lado de la playa. Pero cuando llegamos empezó a caer una tormenta de tres pares de narices, así que a la mierda la idea de ir a la playa. Yo creo que lo mejor del hotel fue el descubrimiento del baño. Se colaron y nos dieron una habitación para minusválidos, para minusválidos de silla de ruedas. Y entonces la ducha no tenía plato y se empapaba todo cuando te duchabas. Pero lo mejor sin duda fue el anexo que había a la taza de water o “bater” (esta palabra también se la hemos robado a los hijos de la gran bretaña no?)

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