Decálogo para pseudocinéfilas chungalís (1)

Como hace ya tiempo que ir al cine me cuesta bastante y en Bilbao los cineclubs que conozco están lejos y tienen unos días y unos horarios poco convenientes, hace tiempo que he decidido instaurarme una especie de decálogo para pseudocinéfilas chungas, léase mi caso. El decálogo no es tal, tan solo una manera de llamarlo, pero ahí quedan mis leyes escritas en piedra. En primer lugar, y debido a lo mareos diversos que me provoca, he decidido que ir al cine de cartelera no es imprescindible para ser eso que ya he dicho que soy. La pantalla grande está muy bien, por eso mismo, porque es grande, porque tiene un sonido de esos soundround que te envuelve y te deja tiesa y porque todo el mundo está (más o menos) calladito durante más o menos dos horas en la oscuridad, que vienen muy bien para concentrarse totalmente en la película. Además de esas cualidades que son bastante importantes , la verdad es que no le veo alguna mas. Por otro lado las ofertas de la cartelera siempre han dejado qué desear, y hablando precisamente de eso, de deseo, yo no siempre deseo ver las películas que se me ofrecen, siquiera estoy interesada en los temas de los que se habla y que se suelen poner de moda; pero como por desgracia, las cosas del cine funcionan “asín”, pues hay o que montárselo muy bien o tragar con lo que hay. Qué sería lo ideal? Lo ideal sería que cada ciudad tuviese su propia gran Filmoteca con sus ciclos bien programados, tal como yo conozco que funcionan los Doré de Madrid, pero donde además hubiese la oportunidad de que los propios cinevidentes pudiesen proponer con tiempo sus ciclos o películas donde se apuntasen otros interesados y poder así visionar en pantalla mediana o grande un cine a nuestro gusto. Como esto parece demasiado utópico, quizás lo ideal de lo ideal de la muerte es que cada uno tengamos en nuestra casa una gran superpantalla con sonido supersoundroundquetedejatiesocomounpalo y poder alquilar los filmes a un módico precio; vamos como un videoclub pero a lo guay. Y como esto sólo se lo pueden permitir por ahora los superburgueses y todavía no me hatocado la loto, será por lo que meto, pues volvemos al principio. Decía que no es imprescindible ir al cine de cartelera, un poco más aconsejable es acercarse a los cineclubs, aquí en Bilbao que yo conozca están el FAS, al que no ido desde que se dejó de estar en la iglesia de San Vicente, y por otro lado está la Cinemateca del museo, a la que también iba hace años, a aquella sala pequeña donde iban los jubiletas a echar ronquidos porque no se pagaba en el museo y se estaba bien calentito... Creo que desde que la cambiaron también he ido una sola vez.
Y luego por otro lado están los Avenidas con películas semidesconocidas pero prometedoras. Además los grandes festivales de los que no me fio un pelo porque está todo demasiado mafioseado y luego los pequeños donde si que es posible encontrar algunas joyas.