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Alicia ahora vive aquí: El cursillo de guión

09 noviembre 2006

El cursillo de guión



Ayer empezamos el cursillo de guión de cine. Hacía años que no salía fuera de casa a hacer un cursillo. Mis últimas dos clases me las han dado en casa y han sido dos amigas (por caridad). Me animé porque era un curso corto y porque iba con otra amiga ( así me sentía más segura y si me daba un ataque de ansiedad siempre podría tenerla a mano para que llamase a una ambulancia, a un cardiólogo o a quien hiciese falta). En el autobús lo pasé un poco mal, sobre todo porque todavía hace calor (calor y movimiento para una enferma de SFC, malo muy malo) pero hablando el trayecto se hace más corto y una se distrae. Cuando llegamos, la clase ya había empezado; los otros alumnos estaban presentándose y dieciendo que esperaban de aquel cursillo y cual era su tipo de cine favorito y jode con la última pregunta. Tengo, tengo, tengo... por ahí empezado un esquema con todas las películas que he visto y que me gustan (y otro igual para la música) (y otro para los libros) y a veces cuando me hacen ese tipo de preguntas me gustaría llevar un montón de folios encima, hacer con ellos uno a uno una bola y metérselos en la boca al que hizo la pregunta; como soy una chica muy correcta y además no me viene bien meterme en líos acabo diciendo la misma frase que dice todo el mundo “uff me gustan tantas cosas...” Lo peor es cuando te piden un ejemplo, ahí ya piensas directamente en la madre que le parió y buscas rápidamente el dichoso ejemplito o cambias de conversación.
El tema es que conocía de vista al chico que nos da la clase y no le iba a hacer ese feo, además de que la pregunta por una vez tenía sentido en su contexto. Además estaba más preocupada y ocupada en pensar si aguantaría aquellas tres horas de clase seguidas. En algunos momentos creí que iba a necesitar la bolsa de papel. El tema es que nunca llevo bolsa de papel para la ansiedad y mi salida es empezar mi relajada clase de tai-chi mental que consiste en imaginarme a un caballo, al que acaricio la cola (con la mente, se entiende) pero entonces, de repente, el caballo empieza a relinchar... yo le tranquilizo, tranquilo cabaaaaallo y yo a acariciar la colita..., el caballito se vuelve a tranquilizar y luego de repente empieza a moverse, le vuelvo a tranquilizar.... y así hasta que alcanzamos el caballo y yo el equilibrio... y vuelvo en mi y a la clase.
Por suerte desde fuera no se ve nada de esto y yo sigo poniendo mi cara angelical hasta que un día me de un infarto o intente estrangular a la persona que este más cerca de mi.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

y de verdad funcionan esos métodos? da igual si es con un caballo o un rinoceronte? ya me explicarás...
si haces un guión bonito, que estoy segura de que eres muyy capaz, me apunto a rodar la peli..

Anónimo dijo...

ptldkejs

Os lo juro, lo primero que he escrito inconscientemente -mas arriba- es la clave de verificación de la palabra. Estas zonas erróneas...

Ali, ya le he dado le recado al hombre que comía diccionarios, y le he dicho que no sea tan despistado, hombre.
:)