La envidia nueva
Y entonces envidié a los que vivían la vida con toda intensidad, a aquellos que ni se planteaban cambiar, a los que podían aburrirse y no pensar en nada más que qué hacer en vacaciones. Y cuando pensé en ellos, también acabé pensando en los otros, en los que no tenían nada; no tenían pero aún les queda ese deseo de vivir esa intensidad, o por lo menos... de ir a mejor.
Siento la envidia como una cálida capa de aire que me envuelve. Ya no es aquel fuego abrasador de dentro de las entrañas que me hacía enloquecer. Es un aire tenue que casi me tranquiliza porque todavía siento que tengo cosas que desear.
1 comentario:
muy bonito Ali..
Publicar un comentario